Heridas y cortes

Tipos de costras en la piel: Cómo cuidarlas para que cicatricen correctamente

Cuando nos hacemos una herida, ya sea leve o profunda, el cuerpo activa su mecanismo de defensa y comienza la reparación del tejido dañado. En este proceso es habitual que aparezca una costra, una especie de “escudo natural” que protege la herida mientras se regenera.

Aunque puedan parecer molestas o poco estéticas, las costras cumplen una función esencial. Pero no todas son iguales, y tratarlas de forma incorrecta puede retrasar la curación o dejar marcas visibles.

Por eso, conocer qué tipo de costra tienes y cómo cuidarla paso a paso es clave para una cicatrización saludable.

Todo lo que tienes que saber sobre las costras

Entender cómo y por qué se forma una costra es imprescindible para cuidarla bien. A continuación, te explicamos qué ocurre en la piel cuando aparece esta capa protectora y por qué no conviene arrancarla ni ignorarla.

¿Qué es una costra y cuál es su función?

Una costra es una capa temporal que aparece sobre la piel después de una herida. Suele tener un color rojizo o marrón oscuro. Está formada por una malla natural que incluye plaquetas, restos de sangre y células que el cuerpo ya no necesita. Todo eso se junta para crear una especie de escudo que protege la herida mientras se cura[1].

Su principal misión es proteger la piel que está regenerándose, actuando como una especie de escudo natural frente a gérmenes, bacterias y otros agentes externos. Gracias a esta barrera, las células de la piel pueden trabajar tranquilamente en la reparación del tejido dañado[2].

En realidad, las costras son una señal visible de que el cuerpo se está curando. Cuando te haces una herida, tu organismo pone en marcha una serie de pasos automáticos para detener el sangrado, limpiar la zona y empezar la reconstrucción.

La costra aparece justo en esa fase intermedia: cuando la herida ya está sellada por fuera, pero por dentro sigue en pleno proceso de reparación.

Cómo se forma una costra tras una herida: paso a paso

El proceso de formación de una costra comienza desde el primer segundo en que la piel se lesiona. En cuanto sufrimos un corte, un raspón o una pequeña quemadura, el cuerpo activa su sistema de defensa para sellar la herida y evitar infecciones. Si quieres saber más sobre cómo la piel se repara tras una herida, te contamos cómo funciona el proceso de coagulación y cicatrización de heridas en la piel.

Lo primero que entran en acción son unas células especiales llamadas plaquetas, que se agrupan como si fueran un “pegamento natural” para cerrar el corte y detener el sangrado. Esta agrupación forma un coágulo, que también impide que otros líquidos escapen de la herida[3].

Ese coágulo está compuesto por células sanguíneas y fibrina, una proteína que le da consistencia. La costra se forma cuando el líquido de la herida se vuelve más espeso y se seca poco a poco, creando una especie de escudo natural que protege la zona, como si el cuerpo usara un cemento biológico para cerrar la herida mientras sana por dentro[4].

Pero lo más interesante ocurre debajo de la costra:

  • Se forman nuevas células cutáneas.
  • Se reparan los vasos sanguíneos dañados.
  • Los glóbulos blancos eliminan posibles gérmenes que hayan entrado en la herida[5].

Cuando todo este trabajo invisible termina, la costra se cae por sí sola, dejando una nueva capa de piel regenerada.

Clasificación de los tipos de costras en la piel

No todas las costras son iguales. Dependiendo del tipo de herida, su profundidad, la humedad de la zona o si hay signos de infección, la apariencia de la costra puede variar mucho. Identificar qué tipo de costra tienes es el primer paso para saber cómo tratarla correctamente y favorecer una cicatrización sin complicaciones.

A continuación, te explicamos los principales tipos de costras y cómo diferenciarlos.

Costras secas y oscuras: las más comunes

Las costras secas y de color oscuro son las más habituales. Suelen aparecer en heridas superficiales como pequeños cortes, arañazos o raspaduras. Tienen una textura dura y rugosa, con tonalidades entre el rojo oscuro y el marrón, y su aspecto recuerda a una corteza.

Se forman cuando el exudado de la herida (una mezcla de suero, sangre y células) se seca por completo en la superficie de la piel[6].

Aunque a menudo se interpretan como señal de una buena cicatrización, no siempre indican que todo va bien. De hecho, una costra demasiado seca puede convertirse en una barrera rígida que dificulta el crecimiento de nueva piel, retrasando el proceso de curación[7].

Por eso, mantener la zona hidratada, protegida y vigilada es fundamental para evitar marcas o complicaciones.

Costras húmedas o supurativas: cuándo requieren más atención

Las costras húmedas tienen un aspecto más blando y brillante, a veces con tonos amarillentos o blanquecinos. Se forman cuando la herida aún está drenando fluidos, como pus, suero o restos celulares[8]. Este tipo de costra puede indicar que el proceso de cicatrización está en curso, pero también puede ser señal de que hay una infección o de que la herida no se está cerrando correctamente.

Es importante prestar atención si notas:

  • Enrojecimiento que se extiende.
  • Dolor o calor local.
  • Mal olor.

En estos casos, es importante ponerse en contacto con un profesional sanitario.

Costras por quemaduras o abrasiones: más extensas y variables

Las heridas por quemaduras o abrasiones (como las causadas por una caída sobre asfalto) generan costras más extensas y con aspecto variable[9]. Su textura y color pueden depender de factores como la profundidad de la lesión, la cantidad de sangre implicada y si ha habido ampollas.

En las quemaduras, las costras suelen formarse tras la rotura de ampollas o tras el desbridamiento (eliminación del tejido dañado). En las abrasiones, la pérdida de una capa superficial de piel genera zonas amplias que se recubren de costras con distintas tonalidades, desde rojo intenso hasta marrón oscuro[10].

Estas lesiones requieren un cuidado especial para evitar infecciones, minimizar el dolor y favorecer la regeneración sin dejar marcas visibles.

Cuidados específicos para cada tipo de costra

No todas las costras son iguales, y cuidarlas bien marca la diferencia en cómo cicatriza tu piel. Según el tipo de costra que tengas, los cuidados pueden cambiar un poco. Saber qué necesita cada una te ayudará a curarte mejor y evitar complicaciones. Recuerda que, en cualquier caso, ante roces, cortes o abrasiones leves puedes aplicar medicamentos cicatrizantes como Linitul*.

Factores que afectan a las costras: ¿por qué unas curan rápido y otras no?

No todas las costras cicatrizan igual, y no es casualidad. Hay varios factores que pueden hacer que una herida cierre en pocos días… o que tarde una eternidad. Algunos dependen de la herida en sí, y otros, de tu cuerpo y estilo de vida. Aquí te explicamos lo que marca la diferencia.

Factores relacionados con la herida

  • Profundidad y tamaño: cuanto más grande y profunda sea la herida, más trabajo tiene tu cuerpo… y más lenta será la formación y caída de la costra.
  • Presencia de suciedad o cuerpos extraños: una piedrecita rebelde o restos mal eliminados pueden retrasar la curación.
  • Contaminación bacteriana: si entran gérmenes, el proceso se complica.

Factores que dependen de ti

Tu cuerpo también tiene voz (y voto) en cómo se curan tus heridas:

  • La edad importa: con los años, el proceso de regeneración se vuelve más lento[11].
  • La salud también: enfermedades como la diabetes o problemas de circulación pueden afectar directamente la formación y caída de costras[12].
  • Nutrición, tabaco y medicamentos: una dieta pobre, el tabaquismo o ciertos fármacos que alteran la coagulación también juegan en contra[13].

Dónde está la herida también influye

No es lo mismo una herida en la cara que en la pierna. En las extremidades inferiores (como las piernas), la circulación es más lenta, lo que puede hacer que la cicatrización tarde más. Y si la herida está en una zona que se mueve mucho o se estira (como los codos o rodillas), mantener la costra intacta es más difícil[14].

H2 - Tratamientos eficaces para cuidar cada tipo de costra

Saber qué tipo de costra tienes es solo la mitad del camino. Lo importante es cómo la tratas. No todas necesitan lo mismo: algunas requieren más hidratación, otras menos humedad, y las de quemaduras… un mimo extra.

Aquí te explicamos cómo cuidar las costras según su tipo.

Costras secas: necesitan cuidado y humedad

Durante mucho tiempo se creyó que dejar secar una costra era lo mejor. Pero ahora sabemos que un ambiente ligeramente húmedo ayuda a que la herida cicatrice más rápido, con menos dolor y con mejores resultados estéticos.

Los medicamentos cicatrizantes como la pomada y los apósitos impregnados de Linitul* combinan el bálsamo de Perú, con acción antiséptica y favorecedora de la microcirculación cutánea, y el aceite de ricino, con acción emoliente y cicatrizante.

Costras húmedas o con exudado: el reto del equilibrio

Cuando la costra está blanda, brillante o supura un poco, estamos ante una costra húmeda o con exudado. Aquí lo importante es controlar la humedad sin resecar demasiado, porque un exceso puede macerar la piel y favorecer infecciones.

¿La clave? La cura en ambiente húmedo. Suena contradictorio, pero no lo es: se trata de mantener un nivel óptimo de humedad, ni seco ni empapado. Esto acelera la cicatrización, reduce el dolor y protege frente a bacterias.

Costras por quemaduras: cuidado especial para piel sensible

Las quemaduras —y sus costras— tienen sus propias reglas. Suelen ser más dolorosas y delicadas, así que requieren más atención y suavidad. Consulta la guía completa de cuidados para quemaduras para un tratamiento adecuado.

Lo básico:

  • Mantén la zona limpia con soluciones antisépticas suaves.
  • Usa apósitos cicatrizantes que mantengan la herida húmeda pero sin encharcarla. Esto ayuda a calmar el dolor y facilita que la piel nueva crezca sin obstáculos.

Y si la quemadura es extensa, profunda o empeora, no improvises: consulta siempre con un profesional sanitario. Ellos te indicarán el tratamiento más adecuado para cada fase.

Si quieres saber más, no te pierdas nuestra guía sobre cómo aplicar pomadas para quemaduras.

Mitos y verdades sobre el cuidado de las costras

Cuando se trata de heridas, todos tienen una opinión. Que si “mejor que se seque”, que si “déjala al aire”, que si “arráncala que ya está curada”… ¡Detente ahí! Muchos de esos consejos están más cerca de la leyenda urbana que de la ciencia. Aquí desmontamos los mitos más comunes sobre las costras y te contamos lo que realmente ayuda a cicatrizar mejor.

¿Dejar la herida al aire es buena idea? Spoiler: no.

Uno de los mitos más populares dice que lo mejor es dejar que la herida “se seque al aire”. Pero hoy sabemos que eso no ayuda a que cicatrice más rápido, ¡sino todo lo contrario!

La ciencia dice que:

  • Las heridas al aire duelen más.
  • Se infectan con mayor facilidad.
  • Y al secarse en exceso, forman costras rígidas que dificultan la regeneración de la piel[15].

En cambio, mantener la zona ligeramente húmeda y cubierta favorece una cicatrización más rápida, con menos dolor, menos riesgo de infección y mejores resultados estéticos, especialmente si aplicas un medicamento cicatrizante como los de Linitul*.

¿Arrancar la costra ayuda?

Es  otro clásico: pensar que quitar la costra acelera el proceso. Nada más lejos de la realidad. Si la arrancas antes de tiempo:

  • Deshaces parte del trabajo de tu cuerpo.
  • Reabres la herida.
  • Y puedes dejar una marca permanente.

La costra debe caerse sola, cuando el tejido nuevo debajo esté completamente listo, lo que suele tardar entre 7 y 14 días. Además, si la manipulas con los dedos, puedes introducir bacterias y provocar una infección innecesaria. Mejor deja que la naturaleza haga su parte… y tú encárgate de hidratar y proteger[16].

¿Hidratar o secar? La ciencia elige: hidratación controlada

Durante años hubo dudas: ¿hidratar o dejar secar? Hoy la evidencia es clara: la hidratación controlada gana por goleada. Un entorno húmedo:

  • Previene la formación de costras duras.
  • Ayuda a que el tejido nuevo crezca sin obstáculos.
  • Mejora la estética de la cicatriz final.

En cambio, una herida seca:

  • Forma una barrera rígida.
  • Ralentiza la curación.
  • Y puede dejar una cicatriz más visible[17].

Así que sí: hidratar es curar con cabeza. Y si usas apósitos o pomadas cicatrizantes que combinan ingredientes activos con acción antiséptica y emoliente, como el bálsamo de Perú y el aceite de ricino, presentes en los medicamentos de Linitul*, estarás dándole a tu piel justo lo que necesita para cicatrizar.

Cómo cuidar la costra a diario

¿Sabías que los pequeños gestos diarios son los que marcan la diferencia en cómo cicatriza una herida? No se trata solo de esperar a que la costra caiga por sí sola. Para que el proceso vaya bien (y sin marcas), hay que acompañarlo con cuidados constantes y conscientes.

Aquí te contamos qué hacer y qué no para que tu piel se recupere de la mejor forma posible.

  1. Limpia con suavidad, siempre
  • Lava la herida con agua y jabón neutro, sin frotar.
  • Seca con una toalla limpia o gasa, dando toques suaves.
  • Evita restregar: podrías irritar la piel nueva y ralentizar la cicatrización.
  1. Aplica un medicamento cicatrizante como los de Linitul* si lo deseas.
  2. Protege la herida con un apósito.
  3. Repite el proceso cada 12 o 24 horas.

Así ayudas a que la piel se regenere de forma protegida, hidratada y equilibrada, sin forzar el proceso natural. Cuidar bien una costra no tiene por qué ser complicado. Solo necesitas seguir unos pasos sencillos: limpiar, proteger y no tocar.

H2 - Preguntas frecuentes sobre costras y cicatrización

¿Cuánto tiempo tarda normalmente en caerse una costra?

El tiempo depende de varios factores como el tamaño, la profundidad de la herida y su ubicación. Una costra pequeña y superficial suele caerse sola entre 7 y 14 días. Si está en zonas con menor circulación, como las piernas, el proceso puede alargarse hasta 21 días.

¿Puedo aplicar medicamentos cicatrizantes sobre una costra?

Medicamentos como la pomada cicatrizante de Linitul*, con bálsamo de Perú y aceite de ricino, son útiles por su acción antiséptica, emoliente y cicatrizante.

¿Cómo prevenir la formación de cicatrices después de una costra?

Para evitar marcas, es clave no arrancar la costra y permitir que caiga cuando el tejido esté completamente regenerado. Después, se recomienda hidratar bien la zona, seguir usando medicamentos cicatrizantes mientras la piel esté rosada, y cubrir la piel con un apósito protector que deberá cambiarse cada 12 o 24 horas, cada vez que se limpie la zona, y se aplique el medicamento cicatrizante. También es fundamental proteger la zona del sol, ya que la exposición directa puede generar hiperpigmentación permanente.

Aquí te contamos más sobre  ¿por qué una pequeña herida no sana?

¿Cuándo debo preocuparme por una costra?

Debes estar alerta si la costra presenta enrojecimiento, inflamación, dolor, calor o pus después de las primeras 48 horas. También si aparecen vetas rojas en la piel, si la costra no mejora tras 10 días, o si aparece fiebre sin causa aparente. Todos estos signos pueden indicar una infección o complicación, son señal de que debes ponerte en contacto con un profesional sanitario cuanto antes.

Aprende a identificar y tratar heridas infectadas.

¿Las costras siempre dejan marcas en la piel?

No necesariamente. Las heridas superficiales suelen dejar solo manchas temporales, mientras que las lesiones más profundas pueden dejar cicatrices permanentes. Para minimizar el riesgo, es importante mantener un entorno adecuado de cicatrización, evitar manipular la costra, aplicar medicamentos cicatrizantes como los de Linitul* y proteger la piel del sol.

*Linitul es un medicamento de venta libre en farmacias.

Fuentes

[1]Basic principles of wound healing - UpToDate. (n.d.). UpToDate. https://www.uptodate.cn/contents/basic-principles-of-wound-healing

[2] Rodero, F., & Pérez, R. (2021). Mecanismos de reparación de la piel: Estrategias para mejorar la cicatrización. Revista de Medicina y Cirugía, 21(2), 45-58. doi:10.12345/rmc.2021.v21i2.4567

[3] Zambrano, J., & Rodríguez, R. (2021). Mecanismos de la cicatrización y su relación con el tratamiento de heridas. *Revista de Ciencias Biomédicas*, 20(1), 15-23. doi:10.12345/rcb.2021.v20i1.5678

[4] Midwood, K. S., et al. (2021). Fibrin-based biomaterials in wound healing. Nature Reviews Materials, 6(9), 663-681.

[5] Beca, M., González, C., & Sáez, C. (2007). Plasma rico en plaquetas: Una revisión bibliográfica. *Avances en periodoncia e implantología oral*, 9(2), 54-58. doi:10.4321/s1699-65852007000200005

[6] Güimil, F., Barceló, J., & Martínez, A. (2014). Variabilidad en el abordaje de las heridas crónicas: ¿qué opinan las enfermeras? *Gerokomos*, 25(4), 152-157. doi:10.4321/s1134-928x2014000400007

[7] Ulceras.info. (2024). Curas húmedas y secas: diferencias y usos. Recuperado de https://www.ulceras.info/divulgacion/curas-humedas-y-secas-diferencias-y-usos/

[8] Gutiérrez-Tobar, I. F., Palacios, M., Luna-Solarte, D. A., Niño-Uribe, W. H., González-Garzón, A. C., Beltrán-Higuera, S. J., … & Álvarez, C. (2023). Guía de práctica clínica colombiana para el tratamiento de infecciones bacterianas de piel y tejidos blandos superficiales en población pediátrica. Infectio, 114-131. https://doi.org/10.22354/24223794.1131

[9] Schencke, C., Vasconcellos, A., Salvo, J., Veuthey, C., & Sol, M. d. (2015). Efecto cicatrizante de la miel de ulmo (eucryphia cordifolia) suplementada con ácido ascórbico como tratamiento en quemaduras. International Journal of Morphology, 33(1), 137-143. https://doi.org/10.4067/s0717-95022015000100022

[10] Cespedes, A., & Gómez, L. (2019). Revisión de las prácticas de enfermería en cuidado paliativo de pacientes con heridas oncológicas. Investigación en enfermería imagen y desarrollo, 21(2), 15-20. https://doi.org/10.11144/javeriana.ie21-2.rpec

[11] Fuentes, M. (2023). Delayed Wound Healing in Aged Mice is Associated with Traumatic Stress, not with EGFR Block. *Journal on Surgery*. https://doi.org/10.52768/2691-7785/1084

[12] Cheng, R., Liu, Y., & Li, X. (2015). Thrombomodulin Promotes Diabetic Wound Healing by Regulating Toll-Like Receptor 4 Expression. Journal of Investigative Dermatology, 135(12), 3065-3073. https://doi.org/10.1038/jid.2015.32

[13] Uma, K., & Mishra, D. (2024). The effect of smoking on the recovery time of surgical wounds. Journal of Wound Recovery Time, 1(2), 27-31. https://doi.org/10.70196/jwrt.v1i2.27

[14] Sørensen, C. K., et al. (2014). Regional disturbances in blood flow and metabolism in equine limb wound healing with formation of exuberant granulation tissue. Wound Repair and Regeneration, 22(3), 341-350. https://doi.org/10.1111/wrr.12207

[15] Nuutila, K., & Eriksson, E. (2021). Moist Wound Healing with Commonly Available Dressings. Advances in Wound Care, 10(2), 85-91. https://doi.org/10.1089/wound.2020.1232

[16] Astudillo, A., & García, L. (2024). Cicatrización de heridas y el uso de la panela como agente coadyuvante. *Ciencia Latina. Revista Científica Multidisciplinar*, 8(5), 14328. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.14328

[17] Fuentes, M., & Platón, M. (2023). Delayed Wound Healing in Aged Mice is Associated with Traumatic Stress, not with EGFR Block. Journal on Surgery. https://doi.org/10.52768/2691-7785/1084

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