Heridas y cortes

Cómo reconocer y tratar una herida infectada

¿Sabías que entre un 5% y un 32% de los cortes simples pueden infectarse? Incluso los rasguños pueden convertirse en una vía de entrada para infecciones que ya sabemos que son muy molestas además de un tema importante para la salud.

En este artículo te contamos los secretos para tratar heridas como un experto: desde cómo lograr que cicatricen rápido y con la menor marca posible, hasta cómo identificar los primeros signos de infección y qué hacer para controlarlos a tiempo.

¿Qué es una herida infectada?

Una herida infectada se produce cuando diferentes tipos de virus, hongos o bacterias consiguen invadir y colonizar el interior de la propia herida. Esto puede suceder tras daños en la piel causados por cortes, pinchazos, rozaduras, quemaduras, mordeduras o incluso procedimientos médicos como incisiones quirúrgicas. Si no se trata a tiempo, la infección puede expandirse y complicar el proceso de curación de la herida.

Entre las muchas especies existentes, algunas de las bacterias más comunes responsables de infecciones en heridas son Staphylococcus, Streptococcus y Pseudomonas. Estas bacterias pueden sobrevivir durante días e incluso meses en superficies secas si están expuestas al aire. Al invadir la piel dañada, comienzan a multiplicarse y formar comunidades conocidas como biopelículas. Si nuestras defensas no las controlan a tiempo, estas biopelículas pueden extenderse, retrasar la cicatrización y causar más problemas si no se tratan correctamente. Por eso, al primer signo de infección, es fundamental consultar con un médico.

Síntomas de una herida infectada

Aprender a reconocer los primeros síntomas de una herida infectada es crucial para prevenir posibles complicaciones. Por lo general, estos signos suelen aparecer dos o tres días después de producirse la herida, lo que puede hacerlos difíciles de distinguir del dolor, la hinchazón o la sensibilidad típicos de una herida reciente. Aquí te contamos los principales signos a los que debes estar atento:

  • Aumento del dolor, de la hinchazón y de las molestias a medida que pasa el tiempo.
  • Ardor de la piel alrededor de la herida.
  • Aumento del enrojecimiento alrededor de la herida, acompañado de posibles líneas oscuras que se extienden desde ella.
  • Secreción de pus amarillo que sale de la herida.
  • Aparición de síntomas de fiebre, como temperatura elevada, dolores corporales, cefalea y náuseas.

Si notas estos síntomas, la infección está tomando terreno, así que no lo pienses dos veces y consulta con un médico de inmediato.

Factores de riesgo de infección de la herida

La edad avanzada, el sobrepeso, la diabetes tipo 1 o 2, o un sistema de defensa debilitado son factores que aumentan el riesgo de infecciones en heridas. Por supuesto, la invasión y propagación de patógenos como virus, bacterias y hongos desempeñan también un papel crucial en el desarrollo de estas infecciones. Pero no son los únicos culpables; hay otros factores que pueden incrementar considerablemente este riesgo:

  • La causa de la herida y su carga bacteriana: Ya sea un fragmento de cristal sucio, una mordedura de animal o un rasguño en la rodilla con gravilla, todas estas situaciones aumentan las probabilidades de que gérmenes, suciedad o bacterias se cuelen en la herida.
  • El lugar de la herida y las condiciones de higiene: Las heridas en las manos son especialmente vulnerables debido al constante contacto con bacterias.

¿Sabías que 9 de cada 10 autobuses urbanos tienen bacterias en sus superficies, siendo el Staphylococcus aureus la más común? ¡El botón de parada y los asideros son los más contaminados!

Cómo prevenir la infección de una herida

Cuando te haces una herida, cada minuto cuenta. Las primeras horas tras la herida son cruciales para evitar infecciones, acelerar la cicatrización y minimizar las cicatrices. Por eso, te aconsejamos seguir estos pasos sencillos:

  1. Limpia la herida con cuidado: Comienza lavándote bien las manos y luego utiliza agua y jabón neutro para eliminar suavemente cualquier suciedad o residuo tanto alrededor como dentro de la herida.
  2. Seca la zona afectada con delicadeza: Utiliza una gasa o un paño limpio para evitar irritaciones y deja que la herida se airee durante unos minutos.
  3. Aplica una pomada o apósito impregnado con acción cicatrizante, como los de Linitul*, para proteger la herida y favorecer su cicatrización.

Tanto la pomada como el apósito impregnado se aplican cubriendo la zona afectada, en la piel limpia y seca, y luego se tapan con un vendaje protector. De esta manera, el producto queda en su lugar y se evitan manchas en la ropa por el contacto.

Si en 15 días la herida no mejora, es recomendable ponerse en contacto con un médico. Inspecciona cuidadosamente la herida en cada ocasión para detectar cualquier cambio o posible signo de infección.

Tratamiento de una herida infectada

Para tratar una herida infectada, es fundamental acudir a un profesional de salud, quien evaluará la infección y aplicará el tratamiento más adecuado según el tipo de lesión y las características del paciente.

Preguntas frecuentes sobre heridas infectadas

¿Cuáles son los primeros signos de infección en una herida?

Los primeros signos de infección incluyen: incremento del dolor e hinchazón, sensación de calor en la piel alrededor de la herida, vetas rojas que se extienden hacia el exterior y secreción de pus amarillo. Estos síntomas señalan la propagación de la infección y requieren tratamiento inmediato por parte de un profesional médico.

¿Qué hacer si una herida está infectada?

Cuando detectamos que una herida está infectada, debemos ponernos en contacto con un médico o profesional sanitario de referencia.

¿Es seguro cubrir una herida infectada con un vendaje?

Cubrir o no una herida infectada con un vendaje dependerá del tratamiento recomendado por el médico. Siempre consulta a un profesional.

Fuentes:

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