Composición Linitul

Segunda piel: ¿Para qué sirve este vendaje?

Como tantas otras cosas en nuestro mundo moderno, la cantidad de opciones disponibles puede resultar abrumadora. Y los apósitos para heridas no son una excepción. En los últimos cien años, la evolución de los tratamientos tópicos ha sido meteórica, y hoy en día contamos con soluciones avanzadas para cada tipo de herida, necesidad o piel.

Dos de las opciones más populares son, sin duda, los apósitos de segunda piel y los apósitos cicatrizantes con principios activos como los de Linitul*.

 En este artículo vamos a explorar qué hay detrás de esta tecnología llamada “segunda piel”, qué ventajas ofrece y en qué casos es más recomendable. También compararemos su enfoque con el de tratamientos como Linitul*, que combinan activos con función cicatrizantes y antiséptica, para ayudarte a entender cuál puede ser mejor según el tipo de herida que estés tratando.

¿Qué es un apósito de segunda piel y cómo funciona?

Los apósitos de segunda piel son una solución moderna dentro del mundo de los vendajes. Están diseñados para imitar las funciones protectoras naturales de la epidermis, actuando como una barrera inteligente entre la herida y el exterior. Se utilizan principalmente para cubrir lesiones menores y crear un microambiente húmedo y controlado que protege la zona frente a daños externos o posibles complicaciones.

Estos apósitos se adhieren suavemente a la piel sana que rodea la herida, sin dañar el tejido en regeneración. Así, forman un sello protector que permite el paso del oxígeno y del vapor de agua, pero impide la entrada de bacterias o contaminantes. En algunos casos, este tipo de apósito se puede enriquecer con ingredientes activos que ayudan a bloquear infecciones y reducir la presencia de bacterias en la herida, aumentando su eficacia en entornos donde se requiere una protección extra.

Esto ayuda a mantener la herida húmeda y bien hidratada, lo que puede acelerar el cierre y reducir la formación de costras, que muchas veces retrasan la cicatrización[1]. Los apósitos de segunda piel son una opción de tratamiento eficaz para ciertos tipos de heridas por varias razones:

  • Actúan como un escudo: crean una barrera semipermeable que permite la salida del exceso de vapor, pero bloquea la entrada de microorganismos, como bacterias, que podrían multiplicarse dentro de la herida y provocar una infección.
  • Pueden aliviar las molestias: al formar un sello sobre la herida, la protegen del roce con la ropa o superficies, reduciendo el dolor y el riesgo de que se agrave o se retrase la recuperación.
  • Favorecen la reparación natural: al mantener un entorno húmedo y controlado, facilitan la acción de las células cutáneas encargadas de cerrar la herida más rápidamente.

La tecnología que los sustenta: hidrocoloides e hidrogeles

Existen dos variantes principales de apósitos de segunda piel, basadas en tecnologías diferentes: los hidrocoloides y los hidrogeles. Ambos comparten el objetivo de favorecer la curación, pero lo hacen con composiciones y mecanismos distintos:

  • Hidrocoloides: están compuestos por sustancias como la carboximetilcelulosa sódica, que al entrar en contacto con el exudado de la herida, forman un gel suave que absorbe el exceso de líquido. Esto ayuda a mantener la zona húmeda y favorece un proceso natural del cuerpo llamado desbridamiento autolítico, mediante el cual se elimina el tejido dañado o muerto de forma progresiva y respetuosa[2].
  • Hidrogeles: contienen al menos un 80 % de agua purificada, junto con componentes como el óxido de polietileno[3], lo que les aporta un efecto refrescante. Han demostrado ser útiles para tratar rozaduras, zonas con riesgo de ampollas, úlceras en los pies y para aliviar picaduras[4].

¿Para qué se suelen utilizar los apósitos de segunda piel?

Aunque existen dos tipos principales de apósitos de segunda piel, los hidrocoloides son, sin duda, los más utilizados. Fueron desarrollados por primera vez en la década de 1960 para tratar úlceras bucales, y no fue hasta 1982 cuando comenzaron a emplearse para heridas cutáneas[5]. Aunque hoy en día se asocian sobre todo a lesiones como las úlceras en las piernas o las úlceras por presión, su uso se ha extendido a otras heridas leves, donde también ofrecen buenos resultados:

  • Cuidados postoperatorios de los tatuajes: Los tatuajes, aunque artísticos, son técnicamente heridas abiertas recientes. Por eso, los apósitos de segunda piel se han convertido en una opción de protección inicial muy popular tras tatuarse. Ayudan a sellar la zona y mantenerla hidratada, aunque —como veremos más adelante— no están exentos de inconvenientes.
  • Ampollas en manos y pies: Aplicar un apósito de segunda piel sobre una ampolla no rota puede evitar que se reviente y se infecte. Y si ya se ha roto, puede proteger la piel expuesta y favorecer una curación sin complicaciones. Son especialmente útiles para personas activas o deportistas que no pueden interrumpir sus entrenamientos o rutinas.
●      Protección de lesiones agudas: Desde cortes y rasguños hasta quemaduras leves, los apósitos de segunda piel sellan la herida, mantienen la humedad y ayudan a reducir el dolor, al tiempo que protegen frente a bacterias y agresiones externas.
●      Heridas quirúrgicas menores: También se utilizan en entornos médicos para cubrir y proteger pequeñas incisiones, ayudando a mantenerlas selladas durante varios días para que cicatricen correctamente[6].


Posibles desventajas de los apósitos de segunda piel

Aunque los apósitos de segunda piel ofrecen una protección eficaz en muchos tipos de heridas leves, no son una solución universal. Existen algunos inconvenientes y limitaciones que conviene tener en cuenta antes de utilizarlos:

  • No son adecuados para todo tipo de heridas: no deben usarse en heridas graves, con sangrado profuso, heridas secas ni en aquellas que ya estén infectadas.
  • Irritación o reacciones alérgicas: pueden causar molestias, sobre todo en personas con piel sensible, dermatitis o en situación de inmunodepresión.
  • Daños cutáneos: si hay exceso de humedad, pueden provocar maceración, mal olor e incluso desgarros al retirarlos, especialmente en piel delicada o envejecida[7].
  • Absorción limitada: algunos estudios han detectado casos de fugas, lo que compromete su eficacia en heridas con mucho exudado.
  • Coste elevado: en comparación con apósitos tradicionales, los de segunda piel son notablemente más caros. Un estudio estimó que, para la prevención de úlceras por presión, su uso podía suponer un coste adicional superior a 50 USD (unos 46 euros) por paciente, sin una diferencia significativa en eficacia preventiva[8].
  • Riesgo de daños por el sol: especialmente en los cuidados posteriores a tatuajes, cuando el apósito se mantiene durante periodos prolongados. La cobertura transparente puede atrapar calor y humedad, lo que incrementa el riesgo de daño por rayos UV en una piel aún frágil si se expone directamente al sol[9].
  • Evidencia limitada frente a infecciones: algunos apósitos, especialmente los hidrocoloides con base de gelatina, no cuentan con propiedades antibacterianas destacables, lo que reduce su capacidad para frenar una infección ya existente[10].


Diferencias entre los apósitos de segunda piel y los apósitos cicatrizantes

Los apósitos de segunda piel y los apósitos cicatrizantes como Linitul* representan dos enfoques muy distintos en el cuidado de heridas. Cada uno tiene características específicas que los hacen más o menos adecuados según el tipo de herida, su estado y los objetivos del tratamiento: si buscamos solo protección o también favorecer activamente la cicatrización.

Apósitos de segunda piel: protección y prevención

Estos apósitos se basan en tecnología de hidrogeles o hidrocoloides y están diseñados sobre todo para proteger la piel de la fricción, la presión o irritaciones externas, creando un entorno estable y húmedo.


Características principales de los apósitos de segunda piel:

  • Composición: apósitos hidrocoloides o hidrogeles sin principios activos específicos.

  • Función: barrera física que protege y mantiene la humedad, evitando la entrada de bacterias.
Uso: asociados sobre todo a lesiones como las úlceras en las piernas o las úlceras por presión, hoy en día su uso se ha extendido también a heridas leves o superficiales, como quemaduras pequeñas, cortes, abrasiones o rozaduras.


Apósitos cicatrizantes: favorecen la cicatrización

En comparación, los apósitos cicatrizantes Linitul* participan activamente en todo el proceso de cicatrización. Se trata de medicamentos cicatrizantes que combinan dos principios activos clave:


Características principales:

  • Composición: una malla de poliéster (apósito de tul) impregnada con bálsamo de Perú y aceite de ricino.

  • Función: favorecer la cicatrización de las heridas.

  • Uso: indicado para heridas pequeñas, quemaduras leves, cortes pequeños, abrasiones o rozaduras.

  • Cambio: cada 12-24 horas, dependiendo del estado de la herida y del potencial de filtración.

  • Clasificación: medicamento cicatrizante con principios activos.
Gracias a su textura suave, los apósitos se retiran fácilmente sin dañar el tejido en regeneración, lo que mejora la comodidad y la seguridad en cada cambio


Si la herida necesita algo más que cobertura, y quieres favorecer activamente su cierre, Linitul*
puede ser tu mejor aliado desde el primer día.

Y recuerda: es fundamental vigilar la evolución de la herida. Si en 10 días no mejora, o aparecen signos de infección u otras complicaciones, consulta siempre con tu farmacéutico o profesional sanitario de confianza.

*Linitul es un medicamento de venta libre disponible en farmacias.


[1]Junker, J. P., Kamel, R. A., Caterson, E., et al. (2013). Clinical impact upon wound healing and inflammation in moist, wet, and dry environments. Advances in Wound Care, 2(7), 348–356. https://doi.org/10.1089/wound.2012.0412

[2]Manna, B., Nahirniak, P., & Morrison, C. A. (2023). Wound debridement. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507882/

[3]Haryanto, N., Kim, S., Kim, J. H., et al. (2013). Fabrication of poly(ethylene oxide) hydrogels for wound dressing application using E-beam. Macromolecular Research, 22(2), 131–138. https://doi.org/10.1007/s13233-014-2023-z

[4]Zhang, L., Yin, H., Lei, X., et al. (2019). A Systematic Review and Meta-Analysis of Clinical Effectiveness and Safety of Hydrogel Dressings in the Management of Skin Wounds. Frontiers in Bioengineering and Biotechnology, 7. https://doi.org/10.3389/fbioe.2019.00342

[5]Thomas, S. (2008). Hydrocolloid dressings in the management of acute wounds: a review of the literature. International Wound Journal, 5(5), 602–613. https://doi.org/10.1111/j.1742-481x.2008.00541.x

[6]Fujimoto, Y., Shimooka, N., Ohnishi, Y., et al. (2008). Clinical evaluation of hydrocolloid dressings for neurosurgical wounds. Surgical Neurology, 70(2), 217–220. https://doi.org/10.1016/j.surneu.2007.06.091

[7]Whelan, C. (2022). What are hydrocolloid bandages made of? Healthline. https://www.healthline.com/health/what-is-in-hydrocolloid-bandages#risks-and-side-effects (Recuperado en Julio 25)

[8]Cortés, O. L., Herrera, V. M., Salazar, L. D., et al. (2023). Impact of hydrocolloid dressings in the prevention of pressure ulcers in high-risk patients: a randomized controlled trial (PENFUP). Scientific Reports, 13(1). https://doi.org/10.1038/s41598-023-47483-0

[9]Gonzalez, C. D., Walkosz, B. J., & Dellavalle, R. P. (2020). Aftercare instructions in the tattoo Community: an opportunity to educate on sun protection and increase skin cancer awareness. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC7442309/

[10]Cao, H., Wang, J., Hao, Z., et al. (2024). Gelatin-based biomaterials and gelatin as an additive for chronic wound repair. Frontiers in Pharmacology, 15. https://doi.org/10.3389/fphar.2024.1398939

[11]Barnes, H. R. (1993). Wound Care: FACT AND FICTION ABOUT HYDROCOLLOID DRESSINGS. Journal of Gerontological Nursing, 19(6), 23–26. https://doi.org/10.3928/0098-9134-19930601-08

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