Heridas y cortes

Cicatriz hipertrófica : Qué es y cómo tratarla

Cuando una herida ya ha cerrado, lo habitual es que la piel deje alguna marca, mayor o menor. A veces apenas se nota, y otras… parece que la piel ha decidido dejar su firma. Entre los distintos tipos de cicatrices, una de las más comunes, y también de las más llamativas, es la cicatriz hipertrófica, que aparece aproximadamente en un 20 % de los casos tras una lesión cutánea[1].

En este artículo veremos qué son las cicatrices hipertróficas, por qué se forman y cómo diferenciarlas de otros tipos de cicatrices similares. También repasaremos los principales factores de riesgo, las opciones de tratamiento disponibles y algunas estrategias preventivas que pueden ayudar a reducir su aparición y mejorar el aspecto de la piel.


¿Qué es una cicatriz hipertrófica?

Lamentablemente, para la mayoría de nosotros, simples mortales, las cicatrices no suelen aportar el mismo carisma ni el atractivo de esas estrellas de Hollywood que lucen sus marcas con ayuda de un buen maquillador. Y las cicatrices hipertróficas no son la excepción.

Este tipo común de cicatriz se forma debido a una respuesta biológica anormal: durante el proceso de cicatrización, el cuerpo produce más colágeno del necesario, lo que provoca un crecimiento desregulado del tejido cicatricial y da lugar a la formación de una cicatriz elevada y endurecida[2].

Características clave de las cicatrices hipertróficas

Las cicatrices hipertróficas suelen ser de color rojo, rosado o blanquecino, y se caracterizan por un tejido elevado, ancho y más grueso de lo habitual. A menudo pueden parecer callosas o duras y, durante las primeras fases, provocar cambios en la sensibilidad de la piel, picor (prurito), tirantez, molestia o incluso dolor[3]. Estas cicatrices tienden a formarse en zonas del cuerpo sometidas a mayor tensión o movimiento, donde la piel se estira o flexiona con frecuencia. Esto prolonga la inflamación y dificulta la recuperación normal, por lo que son más habituales en áreas como los hombros, el pecho, las rodillas o las articulaciones principales[4].

Mientras que la fase de remodelación del proceso de cicatrización puede tardar hasta dos años en completarse, las cicatrices hipertróficas suelen aparecer entre el primer y segundo mes tras la lesión y crecen con rapidez durante los primeros seis meses, antes de entrar en un periodo gradual de regresión[5].

​​Aunque no representan un riesgo vital, pueden afectar significativamente al bienestar emocional y la calidad de vida[6] , generando molestias estéticas y psicológicas. Por eso, es importante identificarlas a tiempo y saber que pueden tratarse, ya que tienden a aplanarse o mejorar con los cuidados adecuados y algo de paciencia.

Distinción entre cicatrices hipertróficas y cicatrices queloides

Las cicatrices hipertróficas pueden confundirse fácilmente con los queloides, aunque en realidad son dos afecciones distintas. A simple vista pueden parecer iguales, ambas son abultadas, firmes, con picor, tirantes y a veces dolorosas, pero existe una diferencia clave: los queloides se extienden más allá de los límites de la herida original, invadiendo la piel sana circundante, mientras que las cicatrices hipertróficas permanecen dentro del área lesionada y, por lo general, no se elevan más de 4 mm sobre la superficie de la piel[7].

Los queloides también son más difíciles de tratar que las cicatrices hipertróficas, y si el tratamiento es ineficaz o incompleto, pueden seguir creciendo y empeorar con el tiempo[8].

Por eso, contar con un diagnóstico preciso y un abordaje temprano es esencial para diferenciar y tratar correctamente estos dos tipos de cicatrices elevadas.

Etapas de la cicatrización de heridas y formación de cicatrices

Cada vez que nuestra piel sufre una herida, ya sea una lesión accidental (laceración, quemadura leve) o una incisión quirúrgica, el sistema inmunitario se pone en marcha para reparar el daño.

Como ya hemos visto, las cicatrices hipertróficas pueden aparecer cuando esta respuesta biológica se desregula, produciendo un exceso de colágeno durante el proceso de cicatrización, incluso en heridas menores. Para entender mejor este fenómeno, conviene repasar las tres etapas principales de la formación de una cicatriz:

  • Hemostasia e inflamación: Esta fase comienza inmediatamente después de la lesión y puede durar desde los primeros días hasta dos semanas. Aquí el sistema inmunitario actúa como “primer interviniente”: las plaquetas se activan para iniciar la coagulación y controlar la hemorragia, mientras aumenta el flujo sanguíneo y las células inmunitarias acuden a la zona dañada para limpiar el tejido y prevenir infecciones. Esta reacción crea el entorno adecuado para que el cuerpo empiece su proceso de reparación tisular[9].
  • Proliferación: Superpuesta a la etapa anterior, la fase de proliferación comienza a los pocos días y se extiende durante las primeras semanas. Es la fase clave de reconstrucción: los fibroblastos (células especializadas que producen colágeno y otras proteínas) crean una estructura de soporte sobre la que se forman nuevos vasos sanguíneos, tejido conjuntivo y piel regenerada[10].
  • Remodelación (o maduración): Después de la proliferación, llega la etapa de maduración, que puede prolongarse entre uno y dos años, según la profundidad y extensión de la herida. Durante este tiempo, la piel sigue contrayéndose y el tejido cicatricial recién creado se reorganiza y fortalece[11]. En condiciones normales, este proceso produce una cicatriz más plana, flexible y resistente; sin embargo, cuando algo se altera, pueden surgir anomalías como las cicatrices hipertróficas.

¿Sabía que...?

Las cicatrices, incluso cuando sanan bien, solo alcanzan alrededor del 80 % de la resistencia original de la piel. Si la herida sufre nuevos traumatismos o roces durante la cicatrización, esa resistencia puede reducirse hasta un 60–70%[12].

Otra buena razón para proteger y cuidar la zona con calma y constancia durante todo el proceso de curación.


Causas y factores de riesgo de las cicatrices hipertróficas

Las cicatrices hipertróficas pueden formarse por distintos motivos. Algunos factores de riesgo escapan completamente a nuestro control, mientras que otros dependen de cómo evoluciona la herida durante su curación.

Veamos primero los factores externos o biológicos que no podemos modificar:

  • Edad temprana: la “maldición de la juventud” hace que quienes tienen entre 11 y 30 años sean más propensos a desarrollar cicatrices hipertróficas. Esto se debe, en parte, a su mayor actividad inmunitaria y a una respuesta inflamatoria más intensa, además de a una síntesis de colágeno más elevada[13]. (Y, quizá, también a esa sensación tan juvenil de invencibilidad que lleva a más accidentes).
  • Color de la piel: las investigaciones muestran que las personas de ascendencia africana, asiática o hispana tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar cicatrices hipertróficas o queloides —en algunos casos, hasta 160 veces más que las personas de piel clara[14].
  • Ser mujer: existen indicios de que las hormonas femeninas, en especial los estrógenos, pueden influir en la formación de cicatrices hipertróficas, ya que dilatan los vasos sanguíneos, aumentan el flujo e intensifican la inflamación[15].
  • Predisposición genética: se cree que también juega un papel relevante. Algunos estudios han identificado correlaciones hereditarias que apuntan a la existencia de variantes genéticas aún por definir[16].

Ahora bien, hay otros factores que sí podemos influir o prevenir y que están relacionados con el proceso de cicatrización en sí:

  • Tensión sobre la herida: cuando la lesión se localiza en zonas de movimiento constante o estiramiento cutáneo, como articulaciones, hombros, cuello o torso, aumenta la posibilidad de que el tejido cicatricial crezca en exceso.
  • Quemaduras e incisiones quirúrgicas: este tipo de lesiones presentan un riesgo más alto de desarrollar cicatrices hipertróficas, sobre todo si son profundas o extensas. La razón principal es la respuesta inflamatoria más intensa, junto con la formación de nuevo tejido vascular y un exceso de tejido de granulación que puede sobresalir de la herida[17].
  • Irritación repetida: cualquier presión, roce o golpe accidental sobre una herida en proceso de curación puede interrumpir su recuperación y favorecer una cicatrización anómala.
  • Infecciones o colonización bacteriana: probablemente el factor más decisivo. Una infección durante la fase de curación puede agravar la inflamación y estimular la producción excesiva de colágeno, aumentando así el riesgo de una cicatriz hipertrófica[18].

Por eso, mantener la herida limpia, protegida y bien cuidada durante todo el proceso de cicatrización no es un simple detalle: es una de las claves más importantes para evitar complicaciones posteriores.

Cómo prevenir las cicatrices hipertróficas

La mejor forma de prevenir una cicatriz hipertrófica comienza con un buen cuidado de la herida, desde el momento en que se produce la lesión hasta que finaliza todo el proceso de cicatrización. Estas recomendaciones están pensadas para heridas leves o quemaduras superficiales; si la lesión es profunda, extensa o presenta sangrado abundante, es importante acudir a un profesional sanitario.

Entre las medidas más importantes se incluyen:

  • Limpiar cuidadosamente la herida, asegurándote de tener un botiquín bien surtido en casa y siempre a mano para actuar rápido
  • Mantener la herida limpia con Linitul Antiséptico. Su fórmula contiene clorhexidina digluconato al 1 %, un antiséptico eficaz frente a una amplia variedad de microorganismos Gram positivos y Gram negativos, que proporciona varias horas de protección continua frente a infecciones.
  • Evitar tensiones o estiramientos innecesarios alrededor de la zona lesionada, especialmente después de una cirugía o en zonas del cuerpo con mayor fricción o movimiento.
  • Proteger la herida del sol, ya que la exposición a los rayos UV puede empeorar el aspecto de la cicatriz y provocar cambios de color permanentes en la piel. Por este motivo, aplicar medidas preventivas desde las primeras fases de la cicatrización ayuda a evitar cicatrices problemáticas y futuras intervenciones. Vigilar de cerca la evolución de la herida y actuar con rapidez si aparecen signos como enrojecimiento, hinchazón, dolor intenso o supuración con mal olor, ya que todos pueden ser signos comunes de infección.
  • Los medicamentos cicatrizantes de Linitul* favorecen la regeneración cutánea gracias al bálsamo de Perú con acción antiséptica y estimulante de la microcirculación cutánea y el aceite de ricino  con acción emoliente y cicatrizante. Además, una vez que la herida se ha cerrado, es recomendable continuar con un cuidado cosmético postcicatrización. En esta etapa, Linirepair* puede ser un buen aliado para mejorar la elasticidad, el tono y la apariencia de la piel, gracias a su fórmula regeneradora e hidratante con D-pantenol, rosa mosqueta, aceite de ricino, ácido hialurónico y Olivan Cicapure.

Tomar estas sencillas precauciones desde el principio (y consulta siempre con un profesional en caso de heridas profundas o dolor persistente) puede reducir notablemente el riesgo de retrasos o complicaciones en la cicatrización y ayudar a evitar la formación de una cicatriz hipertrófica.

Opciones de tratamiento disponibles para las cicatrices hipertróficas

Existen numerosos tratamientos para las cicatrices hipertróficas, que van desde métodos caseros hasta opciones médicas más avanzadas. Entre los primeros se incluyen las láminas o geles de silicona, los masajes o la presión localizada, mientras que en los casos más complejos pueden emplearse inyecciones de corticosteroides, terapia con láser o incluso revisiones quirúrgicas[19]

Aun así, los especialistas suelen esperar a que la piel haya cicatrizado completamente antes de iniciar tratamientos médicos intensivos[20]. Por ello, aplicar medidas preventivas desde las primeras fases del proceso de cicatrización resulta una estrategia muy eficaz para evitar la formación de cicatrices problemáticas y reducir la necesidad de intervenciones futuras.

Por este motivo, utilizar técnicas de prevención precoz a lo largo del proceso de cicatrización puede ser una forma muy eficaz de evitar cicatrices problemáticas y futuras intervenciones médicas. Los medicamentos como la pomada cicatrizante y los apósitos impregnados Linitul* combinan la acción antiséptica del bálsamo de Perú, que favorece la microcirculación cutánea, con las propiedades cicatrizantes y emolientes del aceite de ricino. Esta combinación favorece la regeneración de la piel.

Una vez que la herida ha cerrado por completo, es importante continuar con un cuidado cosmético post-cicatrización que ayude a mejorar la elasticidad, el tono y la apariencia general de la piel. En esta etapa,  Linirepair* pueden ser un buen aliado gracias a su fórmula 4 en 1, diseñada para regenerar, proteger, calmar y embellecer las cicatrices.

Su composición combina D-pantenol, aceite de rosa mosqueta, aceite de ricino, ácido hialurónico y Olivan Cicapure, ingredientes reconocidos por su acción hidratante, emoliente y reparadora, que contribuyen a restaurar la barrera cutánea y prevenir la hiperpigmentación postinflamatoria.

Linirepair está especialmente indicado para usar después de la fase de cicatrización, cuando la piel ya se encuentra cerrada pero aún necesita recuperar su aspecto uniforme, flexible y saludable.

En caso de duda, consulta con tu médico sobre la mejor forma de actuar y tratar nuestro caso concreto, de forma personalizada. Las cicatrices hipertróficas, una vez formadas, no suelen desaparecer por completo, pero con una buena combinación de prevención temprana, un cuidado adecuado de la herida y un tratamiento específico, es posible mejorar notablemente su aspecto, así como la textura, comodidad y calidad de la piel cicatrizada.


Preguntas frecuentes sobre las cicatrices hipertróficas


¿Puede una cicatriz hipertrófica desaparecer por sí sola?

Las cicatrices hipertróficas pueden mejorar gradualmente con el tiempo, pero si no se tratan, es poco probable que desaparezcan por completo.

¿Se pueden prevenir las cicatrices hipertróficas reduciendo el riesgo de infección?

Sí. Al evitar infecciones se reduce la inflamación crónica y la producción excesiva de colágeno, ayudando a prevenir la formación de cicatrices hipertróficas.





[1]Kim, G. H., Lee, W. J., Jung, J. M., et al. (2023). Morphological characteristics of facial scars: A retrospective analysis according to scar location, onset, age, and cause. International Wound Journal, 21(4). https://doi.org/10.1111/iwj.14453

[2]Berman, B., Maderal, A., & Raphael, B. (2016). Keloids and hypertrophic scars: Pathophysiology, Classification, and treatment. Dermatologic Surgery, 43(1), S3–S18. https://doi.org/10.1097/dss.0000000000000819

[3]Farrukh, O., & Goutos, I. (2020). Scar symptoms: pruritus and pain. In Springer eBooks (pp. 87–101). https://doi.org/10.1007/978-3-030-44766-3_10

[4]Ogawa, R. (2021). The most current algorithms for the treatment and prevention of hypertrophic scars and keloids: A 2020 update of the algorithms published 10 years ago. Plastic & Reconstructive Surgery, 149(1), 79e–94e. https://doi.org/10.1097/prs.0000000000008667

[5]Mony, M. P., Harmon, K. A., Hess, R., et al. (2023). An updated review of hypertrophic scarring. Cells, 12(5), 678. https://doi.org/10.3390/cells12050678

[6]Ziolkowski, N., Kitto, S. C., Jeong, D., et al. (2019). Psychosocial and quality of life impact of scars in the surgical, traumatic and burn populations: a scoping review protocol. BMJ Open, 9(6), e021289. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2017-021289

[7]Agarwal, S., Sorkin, M., & Levi, B. (2017). Heterotopic ossification and hypertrophic scars. Clinics in Plastic Surgery, 44(4), 749–755. https://doi.org/10.1016/j.cps.2017.05.006

[8]McGinty, S., & Siddiqui, W. J. (2023). Keloid. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507899/

[9]Schultz, G. S., Chin, G. A., Moldawer, L., et al. (2011). Principles of wound healing. Mechanisms of Vascular Disease - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK534261/

[10]Landén, N. X., Li, D., & Ståhle, M. (2016). Transition from inflammation to proliferation: a critical step during wound healing. Cellular and Molecular Life Sciences, 73(20), 3861–3885. https://doi.org/10.1007/s00018-016-2268-0

[11]Wallace, H. A., Basehore, B. M., & Zito, P. M. (2023). Wound healing phases. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK470443/

[12]Phases of Wound Healing: The Breakdown | WoundSource. (n.d.). https://www.woundsource.com/blog/phases-wound-healing-breakdown (Recuperado en Oct. 25)

[13]Rabello, F. B., Souza, C. D., & Júnior, J. a. F. (2014). Update on hypertrophic scar treatment. Clinics, 69(8), 565–573. https://doi.org/10.6061/clinics/2014(08)11

[14]Bronte, J., Zhou, C., Vempati, A., et al. (2024). A Comprehensive Review of Non-Surgical Treatments for hypertrophic and keloid scars in skin of Color. Clinical Cosmetic and Investigational Dermatology, Volume 17, 1459–1469. https://doi.org/10.2147/ccid.s470997

[15]Ogawa, R. (2024). Update on Hypertrophic scar management in burn patients. Clinics in Plastic Surgery, 51(3), 349–354. https://doi.org/10.1016/j.cps.2024.02.001

[16]Thompson, C. M., Hocking, A. M., Honari, S., et al. (2013). Genetic risk factors for hypertrophic scar development. Journal of Burn Care & Research, 34(5), 477–482. https://doi.org/10.1097/bcr.0b013e3182a2aa41

[17]Chiang, R. S., Borovikova, A. A., King, K., et al. (2016). Current concepts related to hypertrophic scarring in burn injuries. Wound Repair and Regeneration, 24(3), 466–477. https://doi.org/10.1111/wrr.12432

[18]Butzelaar, L., Ulrich, M., Van Der Molen, A. M., et al. (2015). Currently known risk factors for hypertrophic skin scarring: A review. Journal of Plastic Reconstructive & Aesthetic Surgery, 69(2), 163–169. https://doi.org/10.1016/j.bjps.2015.11.015

[19]Management of keloids and hypertrophic scars. (2024). PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39700364/

[20]Cafasso, J. (2017). Treatments for hypertrophic scars. Healthline. https://www.healthline.com/health/hypertrophic-scar-treatment#treatment (Recuperado en Oct. 25)

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