Heridas y cortes

¿Cómo empieza una úlcera varicosa y cómo tratarla en casa?

Las úlceras varicosas pueden parecer cosa de personas mayores, pero lo cierto es que no entienden de edad. Un día te miras las piernas y, donde antes había una simple vena hinchada, ves una marca extraña, parecida a un moratón… y que no se va. No estás solo: hasta un 2 % de los adultos entre 18 y 64 años pueden llegar a desarrollar una úlcera venosa en las piernas[1], y este porcentaje aumenta mucho con la edad.

Lo bueno es que detectar a tiempo los síntomas y darles un buen cuidado en casa puede marcar la diferencia. En este artículo te contamos cómo se forman, qué señales de alerta debes vigilar, y qué puedes hacer desde ya para favorecer la curación y evitar complicaciones.

¿Qué son las úlceras varicosas y por qué aparecen?

Las úlceras varicosas, también conocidas como úlceras venosas, son mucho más que una herida rara en la pierna que solo afecta a personas mayores. De hecho, son el tipo más común de úlcera en las piernas, y representan aproximadamente el 80 % de todos los casos de úlceras en extremidades inferiores[2]. Afectan directamente a la piel, y suelen aparecer en la parte inferior de las piernas, especialmente alrededor de las pantorrillas, tobillos, pies e incluso dedos.

Estas úlceras se desarrollan cuando las venas dejan de funcionar correctamente por un debilitamiento de las válvulas venosas, un mecanismo que normalmente evita que la sangre fluya hacia atrás. Este fallo está relacionado con una afección muy común llamada insuficiencia venosa crónica (de aquí en adelante IVC)[3]. Cuando las válvulas no cierran bien, la sangre no logra regresar al corazón como debería y —gracias a nuestra vieja amiga la gravedad— se acumula en las extremidades inferiores. Esta mala circulación provoca inflamación, daña los tejidos de la piel y, con el tiempo, puede dar lugar a la aparición de úlceras. Si no se tratan bien, pueden convertirse en un problema clínico serio y costoso, con tiempos de curación que a menudo se alargan durante meses.

La IVC no solo favorece las úlceras varicosas. También puede provocar varices, cambios en la coloración de la piel o hinchazón crónica, incluso en personas jóvenes que pasan mucho tiempo de pie o tienen predisposición genética.

Además, las úlceras también pueden aparecer como consecuencia directa de las propias varices u otras afecciones venosas, como la trombosis venosa profunda (TVP) —un tipo específico de coágulo que puede bloquear el flujo sanguíneo[4].

El diagnóstico suele realizarlo un especialista mediante una exploración clínica sencilla e indolora, y si se considera necesario, con una ecografía Doppler, una prueba no invasiva que permite observar cómo fluye la sangre a través de las venas.

¿Sabías que...?

Aunque parezcan graves y tengan un aspecto antiestético, muchas úlceras varicosas pueden curarse correctamente si se detectan a tiempo y se tratan con constancia. Un cuidado adecuado y continuado no solo mejora la cicatrización, sino que también ayuda a prevenir complicaciones mayores en el futuro, como infecciones crónicas o recurrencias.

Primeros síntomas de las úlceras varicosas

Cuando pensamos en úlceras varicosas, lo primero que suele venir a la mente son heridas abiertas y visibles. Pero la realidad es que su desarrollo empieza mucho antes, con señales sutiles que a menudo pasan desapercibidas.

Saber identificar estos primeros síntomas puede marcar la diferencia entre una pequeña anomalía cutánea y una úlcera complicada que tarda meses en cerrar y puede generar molestias importantes.

Es una ventana de oportunidad: detectar a tiempo los indicios puede ayudarte a frenar la evolución del problema y evitar complicaciones que afecten a tu salud y calidad de vida.

Cambios en la piel antes de que aparezca una úlcera

La primera pista suele ser una serie de síntomas leves conocidos como dermatitis por estasis, una afección inflamatoria de la piel que afecta a la parte inferior de las piernas, especialmente a las espinillas y tobillos, donde la sangre se acumula en las venas.

La piel se decolora, se vuelve más fina y, a veces, escamosa, y también puede ir acompañada de sensaciones de picor, dolor o pesadez de piernas[5].

Esta decoloración de la piel puede aparecer en forma de manchas de color rojo oscuro, morado o marrón, dependiendo de nuestro propio tono de piel. Esto ocurre porque los glóbulos rojos y la hemosiderina (una forma de hierro almacenado[6] se filtran en la piel como consecuencia de una presión prolongada en la zona.

A medida que el daño avanza, la decoloración se extiende y la piel puede endurecerse, lo que indica que la inflamación sigue progresando.

Estas son las sutiles señales de advertencia que no debemos ignorar. Cambios que a menudo pasan desapercibidos, pero que pueden marcar el inicio silencioso de una úlcera. Detectarlos desde el principio permite actuar a tiempo y evitar complicaciones mayores.

Factores que aumentan el riesgo de úlceras varicosas

Varios factores pueden aumentar las posibilidades de que desarrollemos una úlcera varicosa. Como veremos en la siguiente lista, algunos dependen de nosotros y podemos modificarlos, mientras que otros escapan a nuestro control.

Estos factores de riesgo adicionales incluyen:

  • Haber desarrollado ya varices visibles o insuficiencia venosa crónica.
  • Tener antecedentes de trombosis venosa profunda o coágulos sanguíneos.
  • El sobrepeso o la obesidad, que pueden sobrecargar las venas.
  • Padecer determinadas enfermedades, como cardiopatías o diabetes.
  • Fumar también puede dañar considerablemente nuestras venas y arterias.
  • Pasar mucho tiempo de pie o sentado sin moverse lo suficiente.
  • Tener predisposición genética y antecedentes familiares de problemas venosos.
  • Ser anciano puede aumentar el riesgo de deterioro de las venas, fragilidad de la piel y movilidad reducida.
  • Ser mujer y estar embarazada[7].

Ser consciente de estos factores y, cuando sea posible, adoptar medidas preventivas y cambios en el estilo de vida, puede marcar la diferencia para mantener nuestras venas lo más sanas posible.

Cómo progresa una úlcera varicosa sin tratamiento

Aunque al principio pueda parecer sólo un problema estético o una molestia leve, una úlcera varicosa no tratada tiende a empeorar con el tiempo. La piel afectada sufre cada vez más y la herida puede evolucionar hasta convertirse en un cuadro doloroso y difícil de controlar.

Entender cómo avanza este proceso es clave para actuar a tiempo y evitar complicaciones que pueden requerir tratamientos médicos más intensivos.

De los primeros síntomas a una herida abierta

Si no se hace nada, la dermatitis por estasis irá empeorando progresivamente. La piel, sometida a una presión constante, se vuelve cada vez más fina y frágil.

Esta fragilidad cutánea agrava el problema, ya que incluso un pequeño golpe o traumatismo puede ser suficiente para que aparezca una úlcera.

Cuando se forma, suele presentarse como una herida poco profunda, con bordes irregulares, una base rojiza o amarillenta, y normalmente acompañada de dolor, inflamación y, en algunos casos, presencia de líquido o pus.

H3 - Posibles complicaciones si no se trata adecuadamente

Sin los cuidados adecuados, constantes y bien dirigidos, las úlceras varicosas pueden evolucionar y volverse:

  • Infectadas, con olor fétido, enrojecimiento y pus, todos ellos signos claros de una herida infectada que requieren asistencia médica inmediata.
  • Crónicas y muy lentas de curar: pueden durar meses o incluso años en los casos más graves.
  • Extremadamente incómodas y dolorosas: llegan a interferir con el sueño, afectar la salud mental, limitar la movilidad y reducir notablemente la calidad de vida[8].

Tratamiento casero de las úlceras varicosas

El cuidado en casa de las úlceras varicosas cumple un papel fundamental: mejora la circulación sanguínea, reduce la inflamación y favorece la curación de la piel. Además, ayuda no solo a controlar las úlceras ya existentes, sino también a prevenir la aparición de nuevas lesiones.

Compresión, elevación y movimiento

Las medias de compresión son clave para mejorar la función venosa, ya que facilitan que la sangre circule mejor hacia el corazón y ayudan a reducir la hinchazón.

No basta con tenerlas: es importante elegir la talla correcta y crear una rutina diaria, acostumbrándonos a ponérnoslas cada mañana antes de levantarnos de la cama. Además, elevar las piernas durante al menos 30 minutos al día, en reposo, también contribuye a drenar la sangre acumulada en las extremidades inferiores y aliviar la presión sobre la zona afectada[9].

Mantenerse activo es un hábito igualmente importante. Caminar a paso ligero, nadar, montar en bicicleta o usar una bicicleta estática a un ritmo suave y constante son excelentes actividades diarias que ayudan a bombear la sangre de vuelta al corazón.

Evitar el sedentarismo prolongado y alternar entre estar sentado y de pie, o realizar con frecuencia movimientos de tobillos y dedos de los pies —rotaciones y flexiones— varias veces al día mientras se está sentado, también ayuda a mantener una buena circulación y supone un ejercicio saludable para nuestras venas[10].

Prevenir la reaparición de úlceras varicosas

Una vez que la úlcera está completamente curada, es esencial adoptar hábitos saludables y sostenibles en nuestra vida diaria para evitar que vuelva a aparecer. Prevenir recaídas no solo es posible, sino fundamental para mantener una buena salud venosa a largo plazo.

Cambios en el estilo de vida y cuidado de las venas a largo plazo

Controlar el peso, seguir una alimentación equilibrada, variada y antiinflamatoria, rica en frutas, verduras y grasas saludables como los omega-3 (presentes en pescados grasos), y evitar hábitos perjudiciales como el sedentarismo o el tabaco, puede marcar una gran diferencia en la salud de nuestras venas. Además, mantenerse físicamente activo de forma regular favorece el flujo sanguíneo y ayuda a evitar que se acumule en la parte inferior de las piernas.

Para prevenir nuevas úlceras, también es recomendable:

  • Usar medias de compresión, especialmente si ya existen antecedentes de problemas venosos.
  • Realizar revisiones periódicas con profesionales sanitarios de confianza.
  • Hacer de la elevación diaria de las piernas (al menos 30 minutos al día) un hábito rutinario.

Con estas medidas, podemos mantener las venas más sanas y reducir significativamente el riesgo de que se formen nuevas úlceras varicosas.

Como ya se ha mencionado, las úlceras varicosas son heridas complejas, que pueden tardar bastante en curarse por completo. Por eso, es fundamental mantenerlas limpias, protegidas y controladas, para prevenir infecciones.

En este sentido, también puede ser útil consultar con el médico si tu úlcera varicosa podría beneficiarse de un tratamiento antiséptico como Linitul* para proteger la herida durante todo el proceso de cicatrización.

Los apósitos impregnados y la pomada Linitul* combinan la acción antiséptica del bálsamo del Perú, que mejora la microcirculación cutánea, con la acción emoliente y cicatrizante del aceite de ricino. Gracias a su textura, se retiran fácilmente sin dolor ni peligro de dañar el tejido sensible en proceso de regeneración, favoreciendo así el proceso de curación. Por eso son útiles para tratar una gran variedad de heridas que pueden aparecer en la piel, desde heridas superficiales como quemaduras, pequeños cortes y rasguños hasta úlceras por presión (de decúbito) y úlceras varicosas.

Preguntas frecuentes sobre cómo se originan las úlceras varicosas

¿Cuánto tarda en formarse una úlcera varicosa?

Una úlcera varicosa puede desarrollarse de forma gradual durante semanas o incluso meses. Como los síntomas iniciales son sutiles y fáciles de ignorar, es importante estar atento a las primeras señales de advertencia, como cambios en el color o la textura de la piel.

¿Son siempre dolorosas las úlceras varicosas desde el principio?

No siempre. Algunas úlceras no duelen en sus fases iniciales, pero el dolor suele aumentar a medida que la herida progresa o si se infecta. Por eso, es importante actuar desde las primeras señales, aunque no haya molestias.

¿Las úlceras varicosas pueden curarse completamente en casa?

Algunas úlceras varicosas superficiales pueden tratarse en casa con la orientación de un profesional sanitario. El tratamiento debe ser siempre individualizado y con seguimiento médico.


[1]Schul, M. W., Melin, M. M., & Keaton, T. J. (2023). Venous leg ulcers and prevalence of surgically correctable reflux disease in a national registry. Journal of Vascular Surgery Venous and Lymphatic Disorders, 11(3), 511–516. https://doi.org/10.1016/j.jvsv.2022.11.005

[2]Probst, S., Saini, C., Gschwind, G., et al. (2023). Prevalence and incidence of venous leg ulcers—A systematic review and meta‐analysis. International Wound Journal, 20(9), 3906–3921. https://doi.org/10.1111/iwj.14272

[3]Patel, S. K., & Surowiec, S. M. (2024). Venous insufficiency. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK430975/

[4]Waheed, S. M., Kudaravalli, P., & Hotwagner, D. T. (2023). Deep venous thrombosis. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507708/

[5]Yosipovitch, G., Nedorost, S. T., Silverberg, J. I., et al. (2023). Stasis Dermatitis: An Overview of its clinical presentation, pathogenesis, and management. American Journal of Clinical Dermatology, 24(2), 275–286. https://doi.org/10.1007/s40257-022-00753-5

[6]Adigun, C. G. (2016). Adverse drug reactions of the lower extremities. Clinics in Podiatric Medicine and Surgery, 33(3), 397–408. https://doi.org/10.1016/j.cpm.2016.02.007

[7]Edwards, J. M. (2024). What to know about venous ulcers. Healthline. https://www.healthline.com/health/venous-ulcers#causes (Recuperado en Julio 25)

[8]Smith, J., Carville, K., Maguire, C., et al. (2023). The impact of venous leg ulcers on quality of life. Wound Practice and Research, 31(4). https://doi.org/10.33235/wpr.31.4.164-173

[9]Abu-Own, A., Scurr, J. H., & Smith, P. D. C. (1994). Effect of leg elevation on the skin microcirculation in chronic venous insufficiency. Journal of Vascular Surgery, 20(5), 705–710. https://doi.org/10.1016/s0741-5214(94)70157-1

[10]Cao, Y., He, J., Chen, X., et al. (2024). The impact of ankle movements on venous return flow: A comparative study. Phlebology the Journal of Venous Disease, 39(10), 676–682. https://doi.org/10.1177/02683555241264914

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