Heridas y cortes

Cómo curar las heridas por rascado y decir adiós al picor

¿Quién no ha pasado alguna vez por ese picor desesperante que parece imposible ignorar? Nos entregamos al rascado con entusiasmo (casi deportivo), y al final lo que conseguimos es justo lo contrario de lo que buscábamos: una herida en la piel. Y lo peor es que, según se estima, hasta en un 28 % de los casos la herida sigue picando después, alimentando ese círculo vicioso que tanto nos cuesta romper[1].

Pero no todo son malas noticias. En este artículo descubrirás cómo tratar bien las heridas por rascado, evitando infecciones, favoreciendo una cicatrización más rápida y reduciendo el riesgo de cicatrices innecesarias. Además, te daremos un paso a paso sencillo para cuidar tu piel y algunos trucos que pueden ayudarte a resistir la tentación de volver a rascarte.

¿Qué son realmente las heridas por rascado y cómo se producen?

Técnicamente, una herida por rascado es un tipo de abrasión cutánea que aparece cuando nos rascamos con demasiada fuerza, normalmente a causa de un picor intenso o de una irritación persistente. En ese proceso, la epidermis (la capa externa de la piel) se rompe y queda expuesta, lo que aumenta el riesgo de infecciones y cicatrices visibles.

También conocidas como abrasiones lineales, suelen estar provocadas por nuestras propias uñas y, aunque son muy comunes (y pocas veces se consultan con un profesional), la buena noticia es que, si se tratan pronto y correctamente, suelen ser de las más sencillas de curar[2].

¿Por qué rascarse calma… pero empeora la herida?

Rascarse puede resultar casi adictivo. La razón es que, al hacerlo, el cuerpo libera endorfinas, unas sustancias que proporcionan un alivio momentáneo del picor. El problema es que este efecto es solo temporal: mientras la molestia vuelve al poco tiempo, la piel dañada puede tardar días en recuperarse, y la marca visible puede durar mucho más.

Además, cuando la piel se lesiona, el cuerpo libera histamina, una molécula esencial para iniciar la reparación del tejido, el crecimiento celular y la formación de costras. Pero esta misma histamina también provoca más picor, alimentando un auténtico círculo vicioso que convierte el rascado en una tentación difícil de romper[3].

¿Cuándo acudir al médico por una herida de rascado (y cuándo no es necesario)?

Ante una herida por rascado, lo primero es decidir si puedes tratarla en casa o si conviene acudir a un profesional sanitario. Para saberlo, basta con observar bien la lesión y tener en cuenta algunas señales de infección que indican posible complicación.

Debes consultar a un médico si:

  • La hemorragia no se detiene tras varios minutos aplicando presión firme.
  • La herida es grande, profunda, supura pus, huele mal o se vuelve cada vez más roja, inflamada y dolorosa.
  • Aparecen síntomas como fiebre, escalofríos, náuseas o malestar general, o si padeces condiciones que dificultan la cicatrización, como diabetes o un sistema de defensas debilitado[4].

Por el contrario, puedes tratar la herida en casa si es superficial, sangra poco y no presenta ninguno de los signos anteriores de alarma.

¿Sabías que...?

Rascarse no solo ofrece un alivio momentáneo del picor, sino que también provoca una inflamación cutánea paradójica. Un estudio publicado en 2025 reveló que este proceso puede, al mismo tiempo, agravar la lesión y estimular nuestras defensas naturales[5]: un verdadero enigma biológico.

Cómo curar una herida por rascado en casa: guía paso a paso

Cuando aparece una herida por rascado, lo más importante es mantener la calma y actuar con rapidez. Los primeros minutos son decisivos: de cómo la tratemos dependerá que cicatrice rápido y sin complicaciones o que se convierta en una puerta de entrada a infecciones y cicatrices más visibles.

Limpia bien la herida desde el inicio

Antes de tocar la zona, lava bien tus manos con agua y jabón.

A continuación, limpia la herida con agua templada y un jabón suave, o bien con una solución salina estéril. Evita productos como el alcohol o el agua oxigenada (peróxido de hidrógeno), porque aunque tradicionalmente se usaban, hoy se sabe que pueden dañar el tejido sano y retrasar la cicatrización[6].

Si hay restos de suciedad, retíralos cuidadosamente con pinzas o gasas estériles, sin frotar.

Aplica un antiséptico seguro y eficaz

Seca ligeramente la zona con una gasa o paño limpio (¡nunca frotes!). A continuación, aplica un antiséptico no irritante, como Linitul Antiséptico*, que contiene un 1% de digluconato de clorhexidina. Se aplica sobre la piel limpia y seca, proporcionando varias horas de protección frente a infecciones. Es transparente, no mancha y es seguro para toda la familia. Cuando la herida ya está desinfectada, llega el momento de favorecer la cicatrización.

Facilita la curación con un apósito cicatrizante

Los medicamentos como la pomada cicatrizante de Linitul* y los apósitos impregnados cicatrizantes combinan la acción antiséptica del bálsamo del Perú, que favorece la microcirculación cutánea, con la acción emoliente y cicatrizante del aceite de ricino. Gracias a su textura suave, los apósitos pueden retirarse sin dolor y sin dañar la nueva piel, favoreciendo la cicatrización de la piel.

Recuerda cambiarlo cada 12 a 24 horas, o incluso antes si se moja, se ensucia o pierde adherencia.

Protege la herida con un vendaje protector

Cubre siempre la herida con un vendaje protector para mantenerla aislada de la suciedad y reducir el riesgo de infección. Cada vez que renueves el apósito impregnado, es importante colocar encima un vendaje protector, que ayudará a mantenerlo en su sitio y a resguardar la zona frente a golpes o roces accidentales.

Aprovecha cada cambio para revisar el estado de la herida: si notas más enrojecimiento, inflamación, dolor, o si aparece pus o mal olor, podrían ser señales de infección.

Si tras 7 días la herida no mejora o el dolor empeora, lo más recomendable es acudir a un profesional sanitario para una valoración adecuada.

Cómo calmar el picor y evitar volver a rascarse (sí, es posible)

El picor puede deberse a múltiples causas: picaduras de mosquito o chinches, varicela, hiedra venenosa, alergias o simples heridas en proceso de cicatrización. Sea cual sea el origen, resistir el impulso de rascarnos es clave para no abrir nuevas lesiones ni retrasar la recuperación.

Lo interesante es que el picor, lejos de ser un enemigo, es también una señal de que la piel está cicatrizando activamente. Lo que antes se consideraba un simple mito, que el picor era signo de curación, hoy la ciencia lo ha confirmado. La buena noticia es que existen estrategias sencillas para aliviarlo y mantener la piel a salvo[7].

Mantén la piel hidratada a diario

Aplica lociones suaves sin perfume o cremas hidratantes con ingredientes calmantes como avena, aloe vera o aceites vegetales naturales. Lo ideal es hacerlo al menos dos veces al día y, sobre todo, tras la ducha, cuando la piel aún está húmeda y puede absorber mejor los nutrientes.

Alivia el picor con frío o agua termal

Un método rápido y eficaz es aplicar compresas frías o una bolsa de hielo envuelta en un paño limpio durante unos minutos. También puedes pulverizar la zona con agua termal, que calma de inmediato. Y si la herida ya está cubierta de forma segura, prueba a pasar un rodillo de masaje sobre la ropa para engañar al cerebro sin dañar la piel[8].

¿Sabías que el frío ralentiza las señales nerviosas responsables del picor al activar las neuronas TRPM8 (receptores sensoriales especializados en detectar el frío). Por eso, un poco de frío localizado puede proporcionar un alivio casi instantáneo[9].

Evita lo que empeora el picor

La prevención también forma parte del tratamiento. Para reducir la irritación y no alargar el proceso de cicatrización, ten en cuenta estos consejos sencillos:

  • Elige ropa adecuada: apuesta por prendas de algodón, holgadas y transpirables, en lugar de tejidos sintéticos, ásperos o demasiado ajustados, que solo aumentan la fricción y la incomodidad.

  • Protege la piel de agresores externos: evita exponer la herida a fuentes de calor excesivo, ambientes muy secos o productos con perfumes, ya que pueden irritar aún más la zona.

  • Controla el estrés: el picor puede intensificarse cuando estamos tensos. Practicar actividades que te relajen —como yoga, respiración profunda o incluso ver una comedia que te haga reír— puede ser un buen aliado para tu piel[10].

Mantén tus manos ocupadas

Uno de los mejores trucos para evitar el rascado es cortar el problema de raíz… en las uñas. Mantenerlas cortas y limpias reduce el riesgo de dañar la piel si nos rascamos de manera inconsciente.

Si el picor se intensifica por la noche, un recurso clásico es usar guantes de algodón antes de dormir. Además de recordarnos a la elegancia de otra época —“¡Oh, Sr. Darcy!”—, pueden evitar que nos hagamos heridas sin darnos cuenta mientras dormimos[11].

Durante el día, lo ideal es mantener las manos entretenidas. Hacer manualidades, tejer, dibujar, apretar una pelota antiestrés o cualquier actividad que ocupe los dedos puede ser suficiente para alejarlos de la piel y romper el círculo vicioso del rascado.

Preguntas frecuentes sobre las heridas por rascado

¿Es peligroso rascarse una herida?

Rascarse puede parecer inofensivo, pero en realidad aumenta el riesgo de infección y retrasa la cicatrización. Al romper la piel, dejamos la zona expuesta a bacterias y podemos provocar cicatrices más visibles o difíciles de tratar.

¿Cuánto tarda en curarse una herida por rascado?

Depende de la profundidad y de los cuidados que reciba. Las heridas superficiales suelen cerrar en pocos días si se limpian y protegen bien, mientras que otras más extensas pueden tardar entre una y dos semanas en cicatrizar. Si después de una semana notas que la herida no mejora o empeora, lo recomendable es consultar a un profesional sanitario.

¿Qué ingredientes naturales son mejores para calmar el picor?

Los tratamientos con avena, aloe vera, aceites vegetales o aceite de ricino son conocidos por sus efectos calmantes. Para casos de picor más graves, acude siempre a un dermatólogo.

¿Cómo puedo evitar volver a rascarme?

El primer paso es mantener la piel hidratada y calmada, ya que la sequedad aumenta el picor. También ayuda aplicar frío localizado, usar guantes de algodón por la noche si el impulso aparece al dormir, y mantener las manos ocupadas durante el día con actividades como tejer, dibujar o apretar una pelota antiestrés.

*Linitul es un medicamento de venta libre disponible en farmacias.


[1]A cross-sectional study of chronic wound-related pain and itching. (2013). PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23846004/

[2]Shrestha, R., Krishan, K., Ishaq, H., et al. (2023). Abrasion. StatPearls - NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK554465/

[3]Frothingham, S. (2023). Why do SCABs itch? Healthline. https://www.healthline.com/health/why-do-scabs-it (Recuperado en Aug. 25)

[4]Li, S., Renick, P., Senkowsky, J., et al. (2020). Diagnostics for wound infections. Advances in Wound Care, 10(6), 317–327. https://doi.org/10.1089/wound.2019.1103

[5]Liu, A. W., Zhang, Y. R., Chen, C., et al. (2025). Scratching promotes allergic inflammation and host defense via neurogenic mast cell activation. Science, 387(6733). https://doi.org/10.1126/science.adn9390

[6]Loo, A. E. K., Wong, Y. T., Ho, R., et al. (2012). Effects of hydrogen peroxide on wound healing in mice in relation to oxidative damage. PLoS ONE, 7(11), e49215. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0049215

[7]Iannone, M., Janowska, A., Dini, V., et al. (2019). Itch in Chronic Wounds: Pathophysiology, impact, and management. Medicines, 6(4), 112. https://doi.org/10.3390/medicines6040112

[8]Papanikolaou, M., Paul, J., Nattkemper, L. A., et al. (2025). Prevalence and Mechanisms of itch in Chronic Wounds: A Narrative review. Journal of Clinical Medicine, 14(9), 2877. https://doi.org/10.3390/jcm14092877

[9]Liu, B., & Jordt, S. (2018). Cooling the itch via TRPM8. Journal of Investigative Dermatology, 138(6), 1254–1256. https://doi.org/10.1016/j.jid.2018.01.020

[10]Khalil, N. B., Coscarella, G., Dhabhar, F. S., et al. (2024). A narrative review on stress and itch: what we know and what we would like to know. Journal of Clinical Medicine, 13(22), 6854. https://doi.org/10.3390/jcm13226854

[11]Boyle, L., & Boyle, L. (2023). Gloves. JaneAusten.co.uk. https://janeausten.co.uk/blogs/womens-regency-fashion-articles/gloves?srsltid=AfmBOorxilpWAEialdyfxXVk5l6C3WJWo8omd7atky9W4-a2DNIr_PZ3 (Recuperado en Aug. 25)

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